lunes, 28 de mayo de 2012

LA PROTOHISTORIA COMO EXPERIENCIA SOCIAL


INTRODUCION TEMATICA
Al estudiar  los orígenes  y actividades del hombre prehistórico se observa que tenían como objetivo primordial el de satisfacer sus necesidades relacionadas con la supervivencia en un medio de peligros y tensiones;  por lo que  establecieron practicas rudimentarias  de administración que aún en día son modelo para el hombre; y que debido a sus limitaciones físicas, los hombres prehistóricos tuvieron la necesidad de agruparse y cooperar entre sí para poder alcanzar, de manera conjunta, determinados objetivos con mayor eficiencia y economía de acción y recursos.
En este trabajo se abordaran los distintos periodos de la prehistoria como la protohistoria que engloba los periodos sin escritura de ciertas regiones contemporáneas de las culturas históricas.
Las culturas protohistóricas suelen incluirse tanto en el estudio de la prehistoria cómo en los primeros momentos de la historia antigua.
Es pues que en  la búsqueda de los elementos de la naturaleza, el hombre encuentra los metales y su uso, lo que  determinó la aparición de una etapa nueva, llamada justamente Edad de los Metales, o Protohistoria.




                                                     
                                    

DESARROLLO TEMATICO
Se denomina Protohistoria a la Segunda Edad del Hierro, que abarca desde el 500 a. C. aproximadamente, hasta la penetración de las tropas romanas en la Península Ibérica. Posee caracteres muy definidos y diferenciados para la Alta y Baja Extremadura en función de las influencias que recibe desde la Meseta o desde las zonas de la Turdetania.
Casi todos los asentamientos de esta época, están relacionados con el control de la minería. Destacan cuatro metales en estos momentos, por la relativa facilidad de su obtención y por su abundancia en la región: oro, plata, cobre y estaño.
La prehistoria y la protohistoria se denominan así por considerarse anteriores a los tiempos históricos, anteriores a los tiempos en los que la historia empieza a estar escrita. No todos los pueblos llegaron a este punto al mismo tiempo.
Cuando conocemos nuestra Historia a través de los escritos de otras culturas que mantuvieron contacto con la nuestra, o a través de testimonios indirectos, hablamos de Protohistoria.
En nuestro caso, las referencias en textos griegos o en la Biblia son la base para el inicio de este periodo, que en Andalucía coincide con la llegada a nuestras costas de navegantes y comerciantes procedentes del otro extremo del Mediterráneo, los fenicios, llegados de las costas del actual Líbano.
Aunque existieran contactos esporádicos anteriores con otras zonas de nuestro mar como el Norte de África, Oriente Medio, Egipto o Grecia, de las que existen evidencias arqueológicas, es la primera vez que conocemos una colonización continua y mantenida en el tiempo de pobladores extranjeros en el sur peninsular.
Hacia el décimo milenio, junto a las prácticas comunes de este periodo, se logró la domesticación de determinados animales así como las primeras experiencias agrícolas, pasando de una economía de depredación a una economía de producción y permitiendo debido al carácter transeúnte de esta gente, que estas nuevas experiencias se pudieran intercambiar.
A partir del séptimo milenio estas comunidades agrico-ganaderas, ya más numerosas, tuvieron que sedenterizarse, lo que motivó el desarrollo de nuevas y diferentes técnicas que precisaban para su nuevo régimen de vida, como la cerámica, metalurgia o la confección de tejidos, provocando una necesidad de intercambios culturales y comerciales, iniciando una organización social que daría hacia el cuarto milenio a la formación del poblado y más tarde a la comunidad urbana.            
                                              
La protohistoria sumeria cuenta con una periodización bastante clara y sencilla, establecida a partir del nombre del yacimiento en que por primera vez se descubrió un conjunto cultural unitario con elementos significativos, siendo este no más significativo que el resto de descubrimientos contemporáneos, pero si el primer descubierto. Algunos periodos no son sucesivos entre sí, sino en gran parte asíncronos, habiendo a su vez verdaderas subculturas y subperiódos.

Los establecimientos en Mesopotamia se dividen en dos, el Norte Mesopotámico y el Sur Mesopotámico.


El proceso de neolitización se dio por primera vez en el Norte de Mesopotamia dando lugar a una serie de asentamientos. En el Sur, la llanura aluvial comprendida entre los ríos Tigris y Eufrates, extremadamente fértil, fueron idóneas para permitir subsistir grandes grupos humanos, formando asentamientos, que un poco más tarde que lo ocurrido en el Norte, formarían lo que llegó a ser Súmer.
                                     

                                    
Conforme las sociedades humanas crecieron y adquirieron mayor complejidad, surgió una nueva forma de existencia, llamada civilización.

Una civilización es una cultura compleja en la que un gran número de personas comparte diversos elementos comunes. Los historiadores han identificado algunas características básicas de la civilización, la mayor parte de las cuales es evidente en las civilizaciones de Mesopotamia y Egipto.
Éstas incluyen:
1) revolución urbana (las ciudades se convierten en los puntos focales del desarrollo político, económico, social, cultural y religioso.
2) estructura religiosa característica (los dioses se consideran cruciales para el éxito de la comunidad, y las clases sacerdotales profesionales —como administradoras de la propiedad de los dioses— regulan las relaciones con los dioses.
 3) nuevas estructuras políticas y militares (surge una burocracia gubernamental organizada para satisfacer las demandas administrativas de la creciente población, en tanto que los ejércitos se organizan para adquirir dominios y poder)
 4) una nueva estructura social basada en el poder económico (al lado de los reyes y la clase superior de los sacerdotes, de los líderes políticos y militares —que ejercen el dominio—, existe también un gran contingente de hombres libres —agricultores y artesanos— y de esclavos ubicados en la última escala social)
 5) el desarrollo de la escritura (reyes, sacerdotes, mercaderes y artesanos utilizan la escritura para llevar registros)
 6) nuevas formas de significativa actividad artística e intelectual (las estructuras arquitectónicas monumentales —a menudo religiosas— ocupan un lugar prominente en los ambientes urbanos.
Al buscar piedras para fabricar sus joyas, los hombres se sintieron atraídos por el brillo de los cuarzos auríferos, el resplandor de las azuritas o el verde de las malaquitas.
Probablemente fue en los torrentes donde encontraron fragmentos de metales cuyas propiedades pudieron comprobar fácilmente: el oro y el cobre se moldean fácilmente, a golpes, permitiendo fabricar toda clase de adornos, agujas, brazaletes o collares.
            
                                                                   

                                                                  
El descubrimiento del metal:
El hombre neolítico descubrió enseguida la posibilidad de utilizar otros materiales, además de la piedra. La arqueología ha descubierto, al noroeste del actual Irak, un colgante de cobre de 9.300 años antes de nuestra.
                                              




                                                                      






                                                                        
Estos logros se suceden con enormes diferencias de tiempo entre un foco de civilización y otro. Los hombres de Anatolia, por ejemplo, daban forma al oro y al cobre hacia el 6500 a.C., pero esta técnica no surge hasta el V milenio en Irán y en Turkmenistán, en el IV milenio en Egipto, Mesopotamia y Palestina, y en el III milenio en Siberia y Europa Occidental. El trabajo del hierro surge, según el lugar, entre el III y el I milenio.
Nacimiento de la metalurgia
Durante varios miles de años, el hombre trabajó el cobre en estado puro en frío, martilleándolo y cincelándolo. Luego descubrió que podía extraer el metal del mineral, por fusión, observando posiblemente las huellas de cobre que quedaban al cocer los polvos de óxidos de cobre con qua los alfareros pintaban sus obras para teñirlas de azul. El moldeado en caliente del metal obtenido le permitirá realizar herramientas más eficaces y elaboradas.
El avance de la metalurgia va unido al perfeccionamiento de los hornos, indispensables para alcanzar las temperaturas necesarias que requiere el trabajo del metal. En este perfeccionamiento no hay que despreciar el papel que tuvieron los alfareros.
Una nueva jerarquía social
La metalurgia no cambió totalmente la vida cotidiana de los hombres del Neolítico, que continuaron tallando la piedra y alcanzaron incluso una perfección extraordinaria con la miniaturización de las puntas de flecha; quienes tallaban la piedra trataron de imitar las herramientas en bronce.
Temidos y admirados al mismo tiempo por los campesinos, tienden a formar una casta aparte, iniciando sólo a sus hijos en el arte de la metalurgia. Les protegía una poderosa aristocracia guerrera que la domesticación del caballo había transformado en caballeros armados con espadas y a quienes el desarrollo de las técnicas de la madera y de la rueda dotará de carros de combate. Los campesinos se beneficiaban también del trabajo de los herreros: el arado de reja lastrada de metal  más pesado, permite cultivar mejor la tierra, y la hoz facilita la siega.
El metal y el auge de los intercambios

                                   


                                  

 Con el bronce y el hierro también se intercambian minerales, lingotes o productos acabados. En torno a los metales y la explotación de las minas, lejanas a veces, se desarrolla un comercio. La creciente demanda de metales por parte de cretenses y micénicos, por ejemplo, estimula la explotación de las minas de Europa Central y de España. Al mismo tiempo se difunden las técnicas hacia el Este: los pueblos del valle del Indo trabajan el cobre y dominan las aleaciones entre 2.500 y 2.000 años antes de nuestra Era. El moldeado del bronce se desarrolla en China en el II milenio, no sabemos si introducido por los herreros extranjeros o descubierto por los alfareros; lo importante es que aquí no hay Edad del Cobre. 



CONCLUSION TEMATICA

A partir de que  el metal empieza a influir considerablemente en las civilizaciones. Se inicia entonces un nuevo periodo de la evolución de la Humanidad, determinado por el avance de la metalurgia: la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
Es entonces que la organización social experimentaba cambios importantes; el metal confiere a quienes saben trabajarlo y a quienes lo utilizan como arma, un poder mayor sobre las comunidades circundantes. Los herreros, al dominar el fuego que transforma la materia.
He aquí la parte más importante en la evolución social del hombre al tener el dominio de los materiales crea las condiciones para la organización de los pueblos y las civilizaciones van creando un proceso natural hasta nuestros días que aún aquellos que presentan el poder y dominio de los metales tienen influencia en el desarrollo social de las civilizaciones.




1 comentario:

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